Mitos y leyendas de Colombia
El Gritón
Es uno de los mitos lúdicoss, denominados así, por su origen, su temática y su función dentro del marco cultural de la sociedad.
Se les dice mitos lúdicos dado su aspecto físico, chispeante, que los hace propios de una finalidad didática y moralizadora, como las fábulas.
Su función educativa salta a la vista; y la ausencia en ellos de toda esa parafernalia de misterio y terror los identifica plenamente.
Son un juego como las nanas o canciones de cuna. Son formativos para llevar a la niñez
al respeto de normas y leyes. Tienen el efecto de una primera cartilla de ilusiones, y dan
pábulo al abuelo, para oficiar en función de hogar.
Del gritón, muchos relatos dicen los que lo oyen, con estentóreos y prolongados
gritos relacionados con los sonidos onomatopéyicos del oficio de la arriería.
Gritando, este duendecillo, persigue por largos trechos a la recua; "Cantidad de mulas cargadas"
a veces la adelanta, y de repente vuelve a oírseles detrás, desorientando y
metiendo miedo a los arrieros y despistando sus voces de mando, que confunde la voz del arriero guía, con la voz del espanto.
Otros afirman haber visto su sombra, la de un hombre alto y delgado, cruzando a prisa de un
lado a otro del camino, para desaparecer luego entre los matorrales.
No falta quien quiera hacerle otra descripción: lo imaginan o lo ven, como un arriero
cansado, que sentado en un altico, o promontorio del monte a la vera del camino, se pone a gritar.
Suele decirse que es el alma en pena de un arriero, que deshace los pasos por todos los caminos
que en la vida frecuentó, por eso su presencia era frecuente en el mes de las ánimas del purgatorio.
Mito lúdico o no, o de naturaleza trascendente como encarnación de algúna
ánima en pena, es también para muchos, paradigma de esa otra función
mítica emparentada con el cuidado de la naturaleza, Mito-Ecológico.
Así pues, muchos lo describen como el mensajero, con sus gritos, de borrascas,
tempestades e inundaciones.
Los aullidos de los animales del selva, el fragor y el restallar de truenos y rayos en nuestras
tempestades, el atemorizante rumor de un huracán, son efectos sónicos que la
imaginación de nuestras gentes tienden a identificar con la presencia de este
mítico y bochinchero ser.
Por eso es muy frecuente oir a nuestros campesinos decirle a los niños __
"No grite...No sea desobediente...Que se le aparece el Gritón.
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